“Mi afición por la historia de la Orden Dominicana en América nació en mis años mozos al conjuro de una frase que me impresionó vivamente, aunque por entonces me atrajera más la hipérbole que la honda verdad en que se arraigaba: GRACIAS A LOS DOMINICOS LOS AMERICANOS TENEMOS ALMA.”

Fray José María Arévalo Claro

Placa conmemorativa del centenario del natalicio de Fray José María Arévalo Claro ubicada en la fachada de la Casa Mayor, calle de Belén de Jesús.

El texto anterior salió a flote a la hora de emprender la búsqueda de un tema vertebral con la intención de construir un ángulo especial de fray José María Arévalo Claro (padre Tavo) en su centenario. Está en el prólogo de Los Dominicos en el Perú, obra suya que vio la imprenta en Lima, 1970. También se encuentra en los contenidos de un enlace dedicado a él en el sitio web http://guidoperezarevalo.org. En el proceso intelectual de la profecía según Santo Tomás, tesis que concibió para titularse en Sagrada Teología (Roma, 1951), llevada a la imprenta en 2020 por Ediciones USTA, el prologuista fray Gabriel Mesa también lo trae a colación.

Tres circunstancias que empoderan lo que el padre Tavo declara sin rodeos: su afición por la historia de la Orden Dominicana en América. La que trascurre al ritmo de la colonización española, se puede intuir. La chispa primigenia fue el encanto de la frase que conoció siendo joven, alega. ¿Dónde la conoció? Bueno, pudo tropezar con ella ojeando un viejo manuscrito o supo con certeza que esa fue la voz que corrió tras los esfuerzos que algunos hermanos dominicos emprendieron en el siglo XVI en favor de los indígenas americanos. Se entiende aquí que la frase alude a esos americanos: los indígenas.

Lo atrajo la grandilocuencia que encarnaba; la “hipérbole”, dice él, recurso que apela a la exageración para provocar emociones o atizar sentimientos. Se da cuenta después, cuando empieza a materializar su afición, que allí había una verdad, una “honda verdad”, edificada con argumentos audaces qué requirieron temple y valor para ventilarlos abiertamente. El poder imperial, fuerte y omnipresente, estaba allí para proteger la empresa colonial de perturbaciones tales como el derecho de gentes.

El padre Tavo, en alusión a la frase de marras, escribe justo a continuación de la misma: “Cobró fuerza años más tarde al enterarme de que teólogos celebérrimos de San Esteban de Salamanca no debían tanto su fama a la especulación teológica cuanto a la sistematización y defensa del Derecho de Gentes, cifra y compendio de sus afanes por el hombre de América”. Se refiere a la Universidad de Salamanca, institución muy ligada al renacimiento del pensamiento español durante el llamado Siglo de Oro, cuyo comienzo va de la mano con el descubrimiento de América y sus avances se manifiestan progresivamente en las décadas subsiguientes.

Cuando el padre Tavo asume como miembro de la Sociedad Bolivariana de Colombia (1962), su discurso conecta a uno de los primeros dominicos llegados a América con las tesis que Bolívar proclama en la Carta de Jamaica. Dijo: “Viniendo ahora al tema que debo desarrollar en esta ocasión, y siendo de rigor que el nombre y la figura de Bolívar resplandezcan y descuellen, debo declarar sin rodeos que no he vacilado en escoger el punto que colma mis anhelos y satisface mis preferencias. El asunto es sencillo y podría enunciarse en estas pocas palabras: Colombia Capital Las Casas, un proyecto de Bolívar”.

Alude el padre Tavo a fray Bartolomé de Las Casas, hombre que hizo eco de los abusos perpetrados por los colonos españoles en contra de la población indígena llevándolos a una gradual extinción. No fue el único, tampoco el primero. En el mismo discurso pone de presente la actitud valerosa del dominico Antonio de Montesinos en una misa antes de la Navidad de 1511 en la iglesia de Santo Domingo en la Española, con presencia de encomenderos y conquistadores. Lo hace citando la arenga que el fraile pronunció desde púlpito: "Paraos todos a conocerme: He subido aquí yo, que soy voz de Cristo en el desierto de esta isla, por tanto conviene que con atención no cualquiera sino que con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos me oigáis; la cual voz será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura que jamás no pensasteis oír. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y terrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus casas y tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas con muerte y estragos habéis consumido? ¿Estos no son 'hombres'? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amarlos como vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? Tened por cierto que en el estado en que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que no tienen y no quieren la fe de Jesucristo."

Basta reescribir dos preguntas de Montesinos para sopesar la controversia y sus alcances: “¿Estos no son 'hombres'? ¿No tienen ánimas racionales?.” En los tiempos que corren suenan a tema superado; plantearlas en el siglo XVI requería carácter. Que el Nuevo Mundo marchase de una manera u otra, dependía, en buena parte, de un debate que le diera sentido y fuerza a las respuestas que las preguntas clamaban.

Fue la gran controversia en ese tiempo, dice el padre Tavo. Empezó en una iglesia humilde con techo de paja y no tardó en llegar a los claustros universitarios de la Península. Y remata: “Y es timbre de gloria para mi Orden el que los campeones más conspicuos y más ardorosos de esa gran batalla por la libertad que inició Montesinos, hayan sido todos Dominicos: Francisco de Vitoria, Carranza, Domingo de Soto, Melchor Cano, Pedro de Soto, Juan de la Peña y Diego Chávez”. Se alcanza a sentir cuanto se identificó él con sus hermanos predicadores.

Bartolomé de Las Casas, inicialmente encomendero y luego fraile dominico, azuzado por la gesta de Montesinos y por las luces que el debate en la Península fue arrojando, se convierte en un defensor de los indígenas con visibilidad, visibilidad que trasciende a su tiempo y llega hasta Bolívar, el hombre con más historia en toda la América española. Bolívar sintió admiración por él, la suficiente como para pensar la idea de fundar una república llamada Colombia con una capital llamada Las Casas. La postuló ante el Congreso de Angosturas, pero no prosperó. En las últimas líneas del discurso que lee ante la Sociedad Bolivariana de Colombia el padre Tavo la resalta de manera tácita: “Al ingresar como miembro correspondiente en la Sociedad Bolivariana he querido hacer descollar el sentimiento nobilísimo de la gratitud de Bolívar, que quiso un monumento perenne para el Protector de los indios y Padre de América.”

Manifestar que “GRACIAS A LOS DOMINICOS LOS AMERICANOS TENEMOS ALMA", así, en mayúsculas para enfatizar, viene a ser como una especie de sinopsis del sentimiento que rondó por los claustros de la Orden Dominicana durante el Siglo XVI. Tal sentimiento ganó especial fortaleza, seguramente, cuando el papa Pablo III puso su firma en la bula Sublimis Deus de 1537, un cuarto de siglo después de la homilía de Montesinos. Al promulgarla, no hace otra cosa que apegarse a la tradición de la Cristiandad desde sus comienzos: la igualdad de todos los hombres. Los americanos del Nuevo Mundo, los indígenas, no podían ser la excepción.

El sufrimiento de los indígenas no desapareció tras los esfuerzos de los dominicos, pero sí contribuyeron a construir una mirada distinta que a la postre desembocó en el surgimiento de los primeros ordenamientos por parte de las cortes imperiales que llevaban, al menos, la promesa de comenzar a mitigarlo.

IMAGENES DE LA CONMEMORACIÓN

Desfile de la Banda Marcial Musical, alumnos, directivas y profesores del Colegio Fray José María Arévalo.

Don Álvaro Claro Ovallos, la profesora Rosa Julia Carvajal, don Miguel Roberto Claro -Coordinador Académico, Fray Ismael, don Álvaro Molina - Rector del Colegio y el profesor Neiler Villamizar.
Los profesores José de los Ángeles Navarro y Neiler, don Álvaro Claro Ovallos, Juanita Velásquez, el Padre Ismael Enrique Arévalo Claro, don Alvaro Molina- Rector del Colegio, doña Yolima Sánchez Arévalo, doña Zully Arévalo, la profesora Rosa Julia y don Miguel Roberto Claro

EUCARISTÍA

CELEBRACIÓN PRESIDIDA POR LOS SACERDOTES FRAY ISMAEL ARÉVALO CLARO Y EL PRESBITERO WALFRAN RAMÍREZ

El Poeta Jesús Alonso Velásquez Claro declama su inspiración "Dominicos Playeros"
y lo entrega en nota de estílo al Padres Ismael.

DOMINICOS PLAYEROS


Levítico y sensible, nuestro pueblo fue cuna
de espirituales galas que se robó el pasado.
De cada hogar surgían con gozo inusitado,
sacerdotes y monjas de acendrada cultura:
CAMPO ELÍAS y DOMINGO remontaron alturas,
escalaron la gloria del ámbito sagrado;
dejaron huellas claras de su terruño amado,
sembrando paradigmas de singular hondura.
Después va presuroso al convento, OCTAVIANO.
Buscando prepararse con esmero procura
escribir y mostrar su talento y postura
allá en las academias de prestigio acendrado.
Cien años después en su pueblo hay ventura,
se celebra y se canta su mágico legado.
El camino de ciencia y virtudes del prelado
será faro que alumbre las noches más oscuras.

II

“En hebreo, “Dios escucha”, es el significado
de ISMAEL, quien pervive con alegría y cordura
a esa saga de Frailes y en él, aún perdura
la vocación innata de todos sus hermanos.
90 años de vida forjados en la anchura
de una vida vivida con fe y con entusiasmo,
son la imagen patente de cumplir 60 años
dedicados al Cristo que en su pecho fulgura.
Que el reflejo sapiente de su ejemplo preclaro
se difunda en los jóvenes con sentida premura.
Que su huella indeleble sea como una armadura
que defienda la historia del playero ilustrado.

III

Que el espíritu intrépido y la noble andadura
de estos grandes actores que acuciosos portaron
la llama inextinguible del precepto sagrado,
protegidos sean siempre del olvido y la duda.
Por eso, hoy reunidos, bajo la sombra pura
del templo que conoce del hoy y del pasado,
pedimos con fe viva por ISMAEL y TAVO,
la gracia y el amparo del Rey de las Alturas.

JESÚS ALONSO VELÁSQUEZ CLARO (“nano”)
Ocaña, Agosto 19 de 2023

La Señorita Wendy Sanguino Carrascal - Alcaldesa (E) entrega a Fray Ismael la Resolución por medio de la cual el municipio de La Playa de Belén exalta el buen nombre del ilustre hijo de La Playa de Belén
"Fray José María Arévalo Claro"

La Coral "Cesar Julio Contreras" integrada por Exalumnos Josemaristas y dirigida por el poeta y escritor Jesús Alonso Velásquez Claro interpreta las siguientes canciones:
"Amigos como tú", de Juan Carlos Domínguez Rivera.
"Águila", de Raúl Rosero Polo y
"Ojos de cielo", del compositor argentino Víctor Heredia.

Oración y ofrenda floral ante la tumba de "Fray José María Arévalo Claro"

La familia Arévalo Claro ofrece un brindis en la Casa Mayor